Actividad curricular de carácter práctico de formación especializada, con énfasis en el trabajo personal/profesional de terapeutas. En un proceso continuo de revisión se espera que cada estudiante relacione su forma particular de llevar los procesos terapéuticos con aspectos de su propia historia de vida, como una forma de potenciar las intervenciones en los sistemas familiares.  Este es un espacio vivencial que aporta al reconocimiento y utilización de los recursos del propio terapeuta en la intervención. Respecto al perfil de graduación, esta actividad curricular aporta en la dimensión de responsabilidad y ética respecto al ejercicio profesional y el impacto de la subjetividad del terapeuta en las intervenciones. Para cursar esta asignatura se requiere haber aprobado la actividad curricular  La Persona del Terapeuta I.